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26 feb 2009

Nueva Zelanda en caravana

Y aquí estamos, en Nueva Zelanda, más lejos sí que es imposible, a 13 horas de diferencia de Canarias! Todos los libros y guías que hemos visto sobre viajar a este país perdido recomendaban que alquilaras una caravana para recorrerlo, como opción más económica, fácil y sobre todo, divertida. Y así lo hicimos.


La única diferencia es que nuestra caravana es más pequeña que las normales, se denomina sleeper van y, como pueden ver en las fotos, tiene una pequeña cocina de gas, un fregadero con pollo y alacenas y un sillón que por la noche se convierte en cama. Es pequeña pero se ha convertido en un hogar ideal para recorrer esta tierra interminable y salvaje. Un lugar de ensueño o de película, como prefieran.




Otra de las recomendaciones era que visitaras sobre todo la isla del sur porque es la más impresionante y la que tiene más cosas que ver. Así que en estos días hemos visto focas tan cerca que las podíamos tocar, en la zona de Kaikura, hemos hecho caminatas de más de 13 kilómetros con vistas y paisajes espectaculares en Abel Tasman Nacional Park (el norte de la isla), hemos conducido por una de las carreteras considerada como de las más espectaculares del mundo en la West Coast.




Por supuesto no me puedo olvidar de los diferentes parques nacionales que hemos visitado como el Arthur Pass y los glaciares, tanto el Franz Josef, uno de lo más largos, como el Fox.

Los glaciares se crearon hace 15000-20000 años y son "ríos congelados", avanzan unas 150000 veces más lentos que sus primos descongelados. Por debajo del glaciar circula el agua que transcurre como un río desde la fase terminal del glaciar, donde nos sacamos las fotos. Por esa corriente bajan piedras y trozos de hielo, como el que mantengo en las manos en la foto, o como otro que vimos, del tamaño de una nevera!!!





Mires a donde mires te encuentras ríos, bosques, lagos que parecen de cuento, como si los hubieran sacado de una película, ahora entiendo por qué Peter Jackson, director del ‘Señor de los Anillos’ eligió esta tierra maorí como escenario.




Una de las cosas que más nos ha gustado es el poder dormir donde quieras con la caravana, puedes ir a los cientos de campground que hay preparados o elegir cualquier lago, valle, bosque o playa remota para dormir acompañado de los pájaros y en la más absoluta soledad.


Me voy despidiendo, pero no sin antes enseñarles esta imagen de Óliver haciendo de comer en la mini caravana, enfrente de un lago jeje!!
Besos!! y hasta pronto! ya nos queda menos...

El corazón rojo de Australia

Australia no deja de sorprendernos y cuando creíamos que nada más podía impresionarnos llegamos a su desierto, una zona semiárida que parecía no tener fin. Miraras donde miraras sólo podías apreciar un horizonte interminable, con un color rojizo característico de esta zona de Australia.



Lo primero que nos atrajo de Alice Springs, punto de partida hacia Uluru (la roca más grande del mundo), The Olgas y Kings Canyon, fue el lugar donde nos quedamos a pasar la primera noche antes de salir de tour por el desierto. Era un backpacker, pero lo mejor es que la habitación era una caravana, como explicamos en la anterior entrada.

Al día siguiente hubo que madrugar, a las 6 de la mañana nos pasaron a buscar y partimos rumbo a la aventura en el desierto.

The Olgas fue la primera parada, una serie de rocas que parecían cabezas, de ahí que los aborígenes llamaran a este parque nacional Kata Kjuta, que significa “muchas cabezas”. Lo más interesante es que el sistema de conteo de los aborígenes no es muy extenso que digamos, ya que después de 1, 2 y 3 no va el 4, sino muchos…




El recorrido lo tuvimos que hacer acompañados por cientos de moscas. Por eso, nos compramos esa especie de red para la cara, una de las primeras recomendaciones que te hacen nada más pisar el desierto australiano. Y después de ver las miles de moscas que vi y cómo te perseguían, lo entiendo. En este lugar también empezamos a hacer amistad con la fauna del lugar como este curioso reptil.


Y llegó la noche y el momento de dormir, pero ¿quién nos iba a decir a nosotros que íbamos a pasar la noche a la intemperie en medio del desierto? Yo que pensaba que dormiría en una tienda de campaña, pues no! Tuvimos que dormir con saltamontes gigantes, bichos que nunca había visto en mi vida y con los aullidos de los dingos como melodía de fondo. Aunque al final valió la pena, nunca habíamos visto un cielo como el que vimos esas 2 noches, una experiencia inolvidable! Y muy recomendable, pese al miedo inicial. Por cierto, esa especie de saco donde dormimos se llama “swang” y es muy típico aquí.



Al día siguiente, madrugón, a las 4 de la mañana!!! Para ver el amanecer desde Uluru, un lugar sagrado para los aborígenes y mágico para todo aquel que lo visita y se adentra en su historia y su significado. No importaba no dormir, la imagen lo dice todo…




Después, pudimos incluso escalarlo, aunque a los aborígenes no les agrada demasiado, dado su significado espiritual y sagrado.

También encontramos pinturas rupestres en una antigua escuela aborigen situada en una de las cuevas de la roca, donde enseñaban a los niños como señalizar por ejemplo las zonas de agua, para lo que tenían que dibujar una espiral. También les enseñaba la historia de su propia tribu.

Al día siguiente, otra vez a las 4 de la mañana para ver el Kings Canyon, un oasis en medio del desierto, ya que, además de las formas naturales de las rocas que simulan casas, llegamos, después de 3 horas de caminata, a una laguna natural en medio del desierto y entre paredes de roca de cientos de metros de altura. Por supuesto, no pudimos dejar de probar sus aguas, frías, muy frías! Increíble que esto exista en una zona tan árida y seca como ésta.




Y bueno, resumidamente esa fue nuestra aventura por el desierto. Ahora nos encontramos en Nueva Zelanda, de la que tenemos muchas cosas que contar… pero eso será en la próxima entrada.

Saludos para todos!!