La soledad que se respira del viento salado y la pequeñez a la que te reducen estos gigantes de piedra son aplastantes. No sabes si sacarte una foto aquí, allá, la repites, la memorizas... y todo esto porque intentas retener en la memoria el mayor número de imágenes y sensaciones posibles.
Pero Los Doce Apóstoles sólo fueron el final. En el camino de la Great ocean Road en cada recodo de manto de "pines trees" y "gum trees" se decubre una nueva sorpresa, como los primeros koalas salvajes que hemos visto desde que llegamos. Me costó un montón trepar hasta donde estaba, pero le saqué un par de fotos muy buenas:
Después del koala dormilón nos encontramos con las mejores playas para hacer surf de toda Australia. No en vano en dos de ellas se celebran los dos primeros eventos del campeonato del mundo de surf (WCT), en The Superbank y en Bells beach.
En cada curva encontrábamos un paisaje inolvidable. Creo que esta frase resume bastante bien la Great Ocean. Llegó el final de nuestro viaje y con él, la última cena en Melbourne, como no, con los 12 apóstoles. Mañana de vuelta a Brisbane.
Pues nada amigas y amigos. Les despido y les invito a la próxima visita, que por cierto son más de 3000, nunca me lo imaginé, la verdad.
Un abrazo!!!!